No la llama por su nombre. La omisión no es casual ni inocente: un ser que no tiene nombre, carece de uno de los atributos básicos de la persona. Y ese algo al que se le niega estatus de humano no tiene sentimientos ni dignidad; mucho menos derechos. No se le debe respeto.
Para Jorge Rial, la ex Gran Hermano Marianela Mirra tiene la categoría de animal. "La zorra", le dice, mientras alterna con la variante "la zorra tucumana". Así la llama en su programa Intrusos, en su cuenta de Twitter (con 2,82 millones de seguidores) y en todo show televisivo donde se le extienda un micrófono.
La elección del animal tampoco es casual ni inocente: zorra equivale a prostituta, según los diccionarios, y también según los usos y costumbres.
Para los desprevenidos: Mirra y Rial tuvieron un intercambio virtual de mensajes seductores por whatsapp. Luego, Mirra hizo públicos esos mensajes. Al enterarse, la pareja de Rial, Mariana Antoniale, se enojó y terminó la relación, al menos por ahora. Desde entonces, la novela-reality entre Rial-Mirra ocupa los programas de chimentos, las redes sociales.
Ante esta situación, Rial, el chimentero más poderoso de la televisión argentina, quien vive de sacar a la superficie la vida privada de los otros –en especial de aquellas personas con las que se enoja–, salió a responderle a Mirra con desacreditaciones. Va un ejemplo de lo que se le escuchó en los últimos días: "Te voy a pasar con un camión por arriba. A vos Marianela te hablo, a vos. Que sos una zorra, pero además tenés una asociación ilícita con gente cuyos nombres conozco y cuyas fotos voy a dar".
No se trata sólo de comentarios peyorativos –ni de un excepcional exabrupto–. No se trata sólo de que Rial podría estar cometiendo el delito de amenazas o el de injurias. Con este tipo de frases, el chimentero se lleva por delante décadas de luchas y avances en la igualdad formal y real entre mujeres y hombres.
Televisión no abierta
Los ejemplos del machismo y de violencia contra la mujer en la televisión abundan. El más popular concurso de bailes con el más popular conductor de la televisión argentina es un catálogo infinito. Es más, un colectivo feminista de Buenos Aires llamado Las Juanas denunció a Marcelo Tinelli en 2011 por ejercer en su programa la violencia simbólica y mediática ante la Autoridad Federal de Servicios de Comunicación Audiovisual (Afsca).
La denuncia se basó en la poco conocida y difundida Ley de Protección Integral a las Mujeres (26.485). Además de la física y la psíquica, dentro de los tipos de violencia contra las mujeres reconocidas en la norma está la “violencia simbólica”, que se da cuando a través de patrones estereotipados, mensajes, valores, íconos o signos se transmiten y reproducen dominación, desigualdad y discriminación en las relaciones sociales, naturalizando la subordinación de la mujer en la sociedad.
La ley también incorpora la "violencia mediática" como una de las formas en que se manifiestan los distintos tipos de violencia contra las mujeres en los diferentes ámbitos. La definición de esta modalidad le encaja perfectamente a Rial en su embestida contra Marianela Mirra: es toda publicación o difusión de mensajes e imágenes estereotipados que de manera directa o indirecta injurie, difame, discrimine, deshonre, humille o atente contra la dignidad de las mujeres.
Sin tantas definiciones formales pero con el peso de lo vivido, la conductora Carla Conte hizo un llamado de atención en octubre del año pasado sobre su experiencia en el certamen Bailando por un Sueño de ShowMatch.
"Ya tengo un hilo dental, tengo un gramo de ropa, ¿tenés que hacerme agachar, parar, sentar? Ya estoy en bolas, me van a ponchar el culo 700 veces, ¿me tenés que dar la vueltita? ¿tenés que hacer ese trabajo de ‘yo con vos hago lo que quiero’?", arremetió Conte. Y siguió: "Es una relación de poder horrible. Estás queriendo mostrar que tenés el poder sobre nosotras".
En el mundo del show business pareciera valer todo. Pero hay límites. No se trata de defender en particular a Marianela Mirra o a Carla Conte o a quien aparezca en el futuro. Cuando Rial llama "zorra" a Mirra no sólo la humilla a ella, también le dice a la sociedad que está bien tratar de puta a cualquier mujer.
La forma en la que Rial atacó en los medios a Marianela Mirra no sólo es humillante, sino que se lleva por delante décadas de luchas en la igualdad de mujeres y hombres.