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Talento de comediante por encima del baile: un análisis de la participación de Campi y Fredy en ShowMatch

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ShowMatch establece cada año reglas de juego a las que sólo algunos participantes de Bailando por un sueño se adaptan. Las galas eliminatorias van dejando atrás a las parejas durante un año maratónico de ritmos, previas, escándalos simulados, berrinches y momentos emotivos. En el tramo final del certamen creado y sostenido por Marcelo Tinelli se destacan parejas de buenos bailarines, parejas populares que zafan gracias al llamado telefónico del público, parejas que se hicieron conocidas por su perseverancia en la pantalla, y dos comediantes que han ido creciendo en destreza y aceptación de la audiencia.

Martín Campilongo y Fredy Villarreal son parte del Bailando, gente de la casa de Ideas del Sur, viejos conocidos que supieron mantener el humor en alto cuando Marcelo Tinelli no era aún el zar de la televisión porteña.

Desde que comenzó la temporada 2015 del programa, cada participación de los actores con sus bailarinas (Barby Reali y Soledad Bayona, respectivamente) es una oportunidad consagratoria, una fiesta que trasciende el baile, y la oportunidad para generar ficción en dosis terapéuticas.

La pista de gran despliegue técnico incluye agites varios: las tribunas futboleras con sus carteles, el entorno inmediato, las bailarinas como "decorado", los "cartoneros" de la cámara, las visitas, familiares, allegados, amigos, asesores según el ritmo, comunidades (árabe, coreana, del folklore, etcétera). Convive con todo eso la creatividad de los comediantes que han encontrado, cada uno en su estilo, el modo de generar emociones, diversión y sorpresas. Campi y Freddy no protagonizan escándalos, peleas ni cruce de palabras con los miembros del jurado.

Campi es un artesano de sí mismo. Compone los detalles en su taller doméstico. Se conocieron datos del modo en que el actor prueba materiales, gracias al relato de Denise Dumas, su esposa.

Fredy es un showman, un comunicador con mensajes directos y sencillos. Los dos han desfilado por la pista con su lista de personajes, incorporados al ritmo de la competencia, y las estrategias les han valido estar entre los ocho participantes que se acercan a la final.

Campi fue Antonio Gasalla, Enrique Pinti, Cacho Castaña, Ricardo Canaleti, Mercedes Sosa, Julio Bárbaro. También se metió en el smoking de Tato Bores e hizo lagrimear al público.

Fredy puede ser el Papa Francisco, Chiche Gelblung, Flavio Mendoza, El Rifle Varela o Gerardo Sofovich en Polémica en el bar.

A los dos se les reconoce el respeto con que abordan sus personajes, el guion con las líneas de diálogo, las frases que caracterizan a los elegidos, además de las máscaras y el trabajo actoral en las posturas y gestos. Los actores no hacen imitaciones, lo ha dicho el jurado frente a la realidad incontrastable de esas criaturas que cobran vida durante unos minutos por noche.

El homenaje

La tendencia de armar personajes fue cobrando fuerza a medida que la audiencia bendijo la buena idea de uno y otro. Primero el personaje sumó, como complemento del baile, pero como ninguno de los dos es bailarín profesional, afortunadamente para el público ganó el talento de comediante por encima del baile.

El homenaje es el espacio que han elegido, combinado con el juego y el humor blanco.

Encontraron el vínculo con el espectador a través de los personajes que hicieron la televisión porteña. Cuando Campi recreó el programa de Tato y escribió el monólogo con datos de la actualidad se produjo el milagro del recuerdo. Un tiempo pasado volvió a estar en el aire. Ocurre con Jorgito, el vecino retro, bonachón, inocente, especie de Luis Sandrini aniñado.

Fredy revivió al popular Figureti de su cosecha personal y encontró en el cine una posibilidad para deslumbrar al público. Se lo vio con la estética de Tim Burton cuando logró la imagen y la expresividad de Jack Skeleton (El extraño mundo de Jack), asistido por el fenomenal vestuario y su partener encantadora. También fue Gru, de Mi villano favorito, bailando dentro de esa figura geométrica.

Campi y Fredy recrean personajes del imaginario colectivo y el acervo cultural. Hay en ellos el gusto del juego realizado por laburantes del humor, observadores natos, hombres tímidos que regalan su mejor perfil a través de un puñado de nombres reconocibles. La palabra encuentra el momento del remate y el chiste sin caer en la línea fácil.

Los actores están entre los mejores. Se dice que uno de los dos será el ganador. Incluso la encuesta entre las 10 parejas finalistas dio como favorito a Fredy. Los criterios de permanencia en el certamen apuntan a la capacidad de superación de cada integrante en el baile y en el show. Las figuras se despegan del fondo cuando logran una identidad tan fuerte que se impone a cualquier consideración técnica. En ese sentido, los actores jerarquizan el concurso con sus guiños a la audiencia que los ama incondicionalmente.

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Campi y Fredy: Una multitud de personajes en la pista
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Campi y Fredy, los elegidos por la audiencia cada noche.
Campi emocionó con su versión de Tato Bores.
Fredy encarnó a Jack Skeleton  de 'El extraño mundo de Jack'.
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Campi y Freddy Villarreal aportan su talento de humoristas y actores a la dinámica de Bailando por un sueño. Están entre los ocho mejores del certamen que transita sus últimas semanas.

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